Si el público tenía capacidad de voto para refrendar o rechazar la entrega del premio Donostia a Johnny Depp, el donostiarra se ha volcado con el actor. Como en ningún otro día del certamen, la gente se ha apelotonado en las calles que rodean al Kursaal para celebrar su presencia. El hotel María Cristina, donde se aloja, vive en un estado de sitio creado por los admiradores. Otra cosa es la prensa especializada internacional de cine: hasta Screen Internacional cargaba contra la decisión de San Sebastián y Karlovy Vary (que le honró a finales de agosto) de homenajearle hace pocos días. Pero en las calles, y en la sala de prensa, Johnny Depp (Owensboro, 57 años) ha sido vitoreado. Tanto, que a su entrada a la sala de prensa donde iba a hablar sobre su premio Donostia bromeó tras el caluroso recibimiento: “Me habéis asustado, he pensado que me ibais a echar”. Y en español remató: “Muchas gracias”.
Por la noche, en el escenario, dijo: “Este premio es para vosotros, porque sin vosotros, sin el público, el cine no tiene sentido, El espectador es el jefe”. Y recordó a un condenado que ha estado en EEUU 18 años en el corredor de la muerte, y al que Depp ha ayudado en los últimos tiempos para que saliera libre porque fue condenado injustamente. Hoy está libre, y recordó su lucha para compararle en cierta manera con la suya. El actor fue interrumpido en numerosas ocasiones por el público femenino, que le gritó “I love you” y “I believe you”, y agradeció “profundamente” el premio a José Luis Rebordinos, director del certamen.
Para sus ritmos habituales, Depp fue puntual. Sí mantiene su habitual lenta cadencia en el habla, porque busca con pulcritud las palabras, así que suele retorcer sus frases en busca del término exacto. Con algo de amargura habló de los estudios de cine: “Hollywood ya no es lo que era por mucho que lo pretenda. Viven en un pandemónium, hagan lo que hagan esas corporaciones pisan a las personas, y pueden deshacerse de gente como yo. No me atrevo a llamarme artista, pero siento que formo parte de la parte creativa del cine. Ellos, en cambio, ¿cuántas fórmulas pueden repetir? De manera grotesca Hollywood ha subestimado al público, y se ha olvidado de golpear a la audiencia con la fuerza de sus historias. La pandemia ha machacado a muchos negocios, ha sido doloroso; a cambio ha encerrado en sus casas a las familias, que de repente podían ver la película que quisieran... Y eso no ha estado mal”.